En el futuro, las grandes ciudades europeas y otras regiones con vinculación con la alta tecnología avanzarán aún más, mientras que las zonas rurales y las regiones con una industria intensiva en CO2 como muchas zonas de España saldrán perdiendo. La doble transición -verde y digital- que persigue la Unión Europea intensificará esta evolución. Sólo la financiación de la UE adaptada a las regiones puede mitigar el efecto.
Madrid/Gütersloh, 12 de octubre de 2022. La transición ecológica y digital cambiará fundamentalmente las economías de las regiones europeas. Sin embargo, estas regiones están preparadas de manera muy diferente para estas oportunidades y desafíos. Mientras que las oportunidades predominan para las regiones que ya son económicamente fuertes en la actualidad, las regiones más débiles se enfrentan a retos adicionales. En general, los desequilibrios económicos ya existentes en Europa se agravarán aún más en el transcurso de la doble transición. Esta es la conclusión de un estudio de Fundación Bertelsmann en Alemania sobre el futuro de la cohesión en Europa.
El estudio dibuja un panorama de tres partes para Europa. Las regiones del sur de Italia, España y Portugal, que ya se han estancado económicamente en los últimos años, verán su potencial económico futuro aún más limitado por la doble transición. Lo mismo ocurre con las regiones de Europa del Este, en Bulgaria, Polonia y Rumanía, en las fronteras exteriores de la UE, que han podido recuperar el terreno perdido en los últimos años, pero que se enfrentan a grandes retos, sobre todo por la transición verde. La situación en Europa occidental y septentrional es diferente. Las regiones más prósperas de Europa, como Alemania, Austria, los Países Bajos y el norte de Italia son las que tienen mejores perspectivas de beneficiarse de la doble transición. «Nuestros resultados muestran que la transición gemela exacerbará la polarización entre regiones en Europa», explica Thomas Schwab, experto en Europa y director del estudio en la Fundación Bertelsmann en Alemania. «Las diferentes perspectivas de crecimiento se agudizarán, especialmente para el sur y el este de Europa».
Ventaja para las regiones con alta renta per cápita
Las regiones con una elevada renta per cápita cuentan con una ventaja para transformar sus economías. Un enfoque en la industria de alta tecnología, junto con un bajo uso de combustibles fósiles, proporciona un impulso adicional. En el extremo inferior se encuentran las regiones con un pronunciado sector agrícola y una renta per cápita ya baja. Estas regiones simplemente carecen de la infraestructura y las empresas innovadoras que podrían beneficiarse de la transición. Pero el estudio también muestra que no todas las regiones que se beneficiarán de la digitalización están también bien posicionadas para la transición ecológica. Esto se aplica, por ejemplo, a las regiones con mucha industria pesada, industria química o producción de cemento.
El estudio utilizó parámetros de las áreas de «crecimiento», «digitalización» y «transición verde» para hacer su evaluación. Que una región se beneficie de la digitalización depende fundamentalmente de factores como el acceso a Internet, la productividad y la capacidad de aprendizaje permanente. Los costes de adaptación de las regiones a la transición verde se miden en función de criterios como el número de vehículos por habitante, las emisiones de CO2 o la eficiencia energética de las viviendas. Los resultados son aleccionadores. «La conclusión es que la doble transición plantea grandes retos a muchas regiones de la UE», afirma Schwab.
Garantizar una mejor calidad de vida e igualdad de oportunidades
Por ello, los autores del estudio, elaborado en colaboración con el Instituto de Estudios Económicos Internacionales de Viena, recomiendan que la UE deje de utilizar la renta per cápita como directriz para el pago de subvenciones. «Tenemos que mirar más de cerca», dice Schwab. «¿Es la fuerte concentración en los combustibles fósiles lo que está frenando a una región? ¿O es la expansión de Internet lo que está fallando?». Dice que el objetivo debe ser garantizar una mejor calidad de vida y la igualdad de oportunidades en todas las regiones. Sin embargo, las desigualdades que existen desde hace tiempo no van a desaparecer. «La política de cohesión europea debe aceptar que siempre habrá un cierto nivel de desigualdad en la Unión Europea», dice Schwab. Lo que está bastante claro, dice, es que las zonas rurales en particular necesitan mucho apoyo. «Sólo mediante un apoyo a medida de las regiones puede la Unión Europea evitar que la brecha entre las regiones en auge y las zonas rurales periféricas se amplíe aún más».
La formación como vector clave en España
Las disparidades económicas entre el Norte y Sur de Europa corren en riesgo de exacerbarse sin no se toman medidas para una formación en el ámbito digital. Existe un riesgo real de polarización económica tanto a nivel europeo (norte-sur), como a nivel español: mientras que regiones como Euskadi, Madrid y Cataluña se encuentran entre las regiones de mayor potencial de desarrollo, otras como Andalucía o Extremadura se sitúan a la cola. En este sentido se necesitan unas políticas de transformación educativa públicas y una apuesta clara por la formación en digitalización y las nuevas tecnologías para evitar que las disparidades aumenten y que las brechas sociales se hagan aún más amplias. Si no se cuenta con personal cualificado y formado en ambas materias, el riesgo de exclusión por parte de gran parte de la población española será preocupante. Y más teniendo en cuenta que muchas de las regiones del sur de Europa (y sobre todo sur de España a la cabeza) siguen sin haberse recuperado de las crisis de 2008/2009 y siguen con unos indicadores de crecimiento económico preocupantemente bajos.
Información adicional
En el marco de su proyecto «La economía de Europa», la Fundación Bertelsmann en Alemania investiga qué desequilibrios económicos, sociales y territoriales son significativos para la UE. Analiza cómo los cambios estructurales asociados a la descarbonización y la digitalización afectarán a la economía europea y a su cohesión. Este estudio se ha elaborado en colaboración con el Instituto de Estudios Económicos Internacionales de Viena. En primer lugar, examina el potencial de crecimiento de 230 regiones europeas NUTS-2. Después, se analiza cada región europea, con la ayuda de un enfoque de puntuación para determinar en qué medida la transición verde y digital provocará desviaciones en las perspectivas de crecimiento regional. En un último paso, el estudio determina cómo evolucionará la brecha de prosperidad entre las regiones de la UE en el futuro a la luz de la transición digital y verde.